La perfección no es el objetivo. Siendo imperfectos podemos aprender. Padres e hijos hemos venido aquí a aprender. Los niños no necesitan madres y padres perfectos. Necesitan padres conscientes (de ellos mismos, de sus emociones, necesidades, limitaciones...), honestos, sinceros, capaces de disculparse cada vez que cometen un error, que se trabajan así mismos y que son conscientes de lo que necesitan su hijo y que en ocasiones no pueden ofrecerle...

En general se trata de amor, crecimiento y aprendizaje juntos como familia. Los niños necesitan un modelo a seguir.

Cuando un niño se siente mal automáticamente puede que también se «porte mal».

Si su estado emocional mejora (se siente bien), su comportamiento también mejorará como efecto secundario. Los niños no saben nombrar lo que sienten, por eso expresan a través de su comportamiento.

Por lo tanto, si solo nos centramos en la conducta visible, no vemos la experiencia interna del niño. Intentemos llegar hasta lo más profundo para entender el porqué del comportamiento del niño.

• Pensemos qué podemos hacer para ayudarle a canalizar mejor lo que siente en vez de pensar que hay algo en él que no va bien.
• Averigüemos porqué el niño hace lo que hace.
• Validemos su malestar, sus emociones y necesidades aún cuando no podamos satisfacerlas.

Cuanto peor se comporta un niño, más ayuda, más atención, más mirada, más respeto y más amor incondicional necesita.

Criar en pareja no siempre es sencillo y a veces nos damos cuenta que tenemos puntos de vista muy distintos en la crianza. En esos momentos, a menudo aparecen roces. Normalmente lo que sucede es que uno de los progenitores quiere incorporar una mirada de la crianza consciente y el otro quiere continuar la forma más tradicional que ha recibido.

Sí, somos personas distintas, y por lo tanto es normal que tengamos diferentes formas de pensar, de actuar y de sentir, ya que cada cual viene con su punto de vista, con su historia, su mochila, con la información de que dispone, sus creencias, etc.

Ahora bien, los niños necesitan sentirse seguros viendo que sus padres en lo primordial van a la una siendo un equipo.

Por lo tanto, si se tienen distintas formas de criar, es muy importante:

• Hablar. Hablar de esos conflictos que vayan sucediendo y que provoquen esas situaciones de tensión a cada uno y entre la pareja. Intentar conseguir puntos de union.
• Ser respetuosos. No contradecir al otro cuando esta gestionando algo con el niño (siempre y cuando no pase la linea roja).
• Recordar que estamos aprendiendo y creciendo juntos como padres.

En la crianza lo verdaderamente importante es caminar hacia la misma dirección y ayudar a la pareja haciendo de modelo y dando ejemplo con tu actitud. En lugar de solo decirle cómo debería hacer las cosas, hazlo tu mismo/a para que pueda ver cómo se puede gestionar una situación tensa sin gritos, por ejemplo, o mostrar que no es necesario castigar o amenazar para que el niño ayude a recoger la habitación… etc.

Se el ejemplo de cómo te gustaría que fuera tu pareja. No se lo digas, muéstrale el camino de cómo hacerlo. Y cuando te vea viviendo esta versión más conectada de ti y donde todo fluye...también se va a unir.

La empatía, la humildad y el amor ayudan mucho para resolver todos estos temas, y son muy necesarios. Hay que tener mucha paciencia y voluntad para conseguir ir a la una.